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Cuando Todos Eligen Vino, Yo Elijo Tequila

  • Foto del escritor: Isha
    Isha
  • 23 nov
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 28 nov

Cuando todos toman vino, yo tomo tequila. Y no lo hago para destacar, ni para ser diferente. Lo hago porque el tequila me conecta con algo que vive muy dentro de mí: mi raíz, mi fuego, mi tierra, mi historia. Mientras observo a otros disfrutar sus copas de vino, yo abrazo el ritual del tequila como un acto de presencia, una ceremonia íntima donde recuerdo de dónde vengo y quién soy cuando dejo que mi esencia hable.


Para mí, el tequila no es una bebida; es un símbolo. Es el destilado de una tierra que conozco, es el agave que creció bajo el sol, que esperó pacientemente para transformarse, igual que cada uno de nosotros en nuestros procesos de vida. Cada sorbo me trae recuerdos —de familia, de risas, de celebraciones, de raíces profundas que aún vibran dentro de mí— y me regresa al centro de mi poder personal.


Tomar tequila en un espacio donde todos eligen vino me recuerda la belleza de ser auténtica. Me enseña que la expansión ocurre cuando honro lo que realmente disfruto, lo que mi cuerpo reconoce y lo que mi espíritu celebra. Me encanta el sonido del cristal al tocar la mesa, el aroma dulce y fuerte, el calor suave que sube por mi pecho, y esa chispa interna que se enciende al primer sorbo. Es como si el tequila hablara mi idioma.


Cada vez que lo elijo, lo hago desde la libertad. Desde el placer de seguir mi propio ritmo. Desde la gratitud por mis raíces, por mi identidad y por la historia que llevo conmigo. Y mientras los demás levantan sus copas de vino, yo levanto mi tequilita con una sonrisa interna que dice: gracias vida, gracias tierra, gracias Vicente, gracias por esta autenticidad que me pertenece.


Me encanta pensar que todos tenemos algo que nos define así, un gesto pequeño pero sagrado que nos recuerda quiénes somos incluso en medio de los demás. Algo que elegimos no por costumbre, sino por conexión. Algo que nos hace sentir vivos, presentes y fieles a nuestra esencia.


Por eso, cuando todos toman vino, yo tomo tequila. Porque en ese acto tan simple encuentro mi fuego interno, mi alegría, mi libertad y también a mi padre. Y porque cada sorbo es un recordatorio de que siempre es hermoso elegir desde el corazón, incluso cuando la elección es distinta.


Salud.

 
 
 

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